
Si alguna vez has enviado un diseño a imprimir y el resultado no ha sido el esperado, es probable que el problema no fuera de la impresora, sino que estuviera en el propio archivo. Y es que preparar adecuadamente los archivos para su impresión es clave para garantizar un acabado profesional, especialmente cuando se trata de gran formato.
En The Printer trabajamos con todo clase de archivos y sabemos qué detalles marcan la diferencia entre una impresión impecable y una con fallos. Por esa razón, hemos recopilado los errores más frecuentes y te desvelamos cómo resolverlos cómodamente. Tanto si eres diseñador como si preparas tus propios archivos, esta pequeña guía te ahorrará tiempo, costes y algún que otro disgusto.
A día de hoy sigue habiendo diseñadores que trabajan en RGB, pero este modo de color no está optimizado para la impresión. Es más, al convertir el archivo a CMYK, los colores pueden verse distintos o incluso apagados. Por ello, lo ideal es trabajar desde el principio con el modo CMYK. Eso o convertirlo antes de exportar la imagen, ajustando después los colores al soporte final al que va destinada la imagen en cuestión.
Utilizar el K100 o el negro puro en grandes superficies puede generar resultados desiguales o que tengan poca profundidad a nivel visual, además de que se puede secar en determinados soportes. Así que si lo que quieres es usar un negro intenso y uniforme, apuesta por un negro enriquecido, como por ejemplo C:60 M:40 Y:40 K:100 y reserva el K100 para las líneas finas y los textos pequeños.
Alrededor de cualquier diseño debe haber margen extra de 3 o 5 milímetros, lo que evita que salgan bordes blancos una vez que se realice el corte. Sin este sangrado, el diseño puede quedar mal centrado o quedar con bordes no deseados. De ahí que sea necesario dejar 3 milímetros de sangrado por lado y e incluso marcar las líneas de corte para mayor seguridad.
A la hora de hacer un diseño algunos archivos mantienen activas algunas capas invisibles. También puede haber objetos fuera del área de trabajo o incluso líneas guía que no fueron eliminadas antes de exportar el archivo. Todo estos factores pueden interferir en la impresión del archivo y en su corte. Por esa razón, es fundamental limpiar el archivo de cualquier elemento innecesario, aplanar capas y asegurarte de que todo lo que deseas imprimir está visible.
Con frecuencia se envían archivos con fuentes que no están incrustadas, lo que puede provocar que sean sustituidas por otras, dando como resultado un diseño completamente distinto al que planteaste originalmente. Para evitarlo, tan solo tienes que convertir las fuentes en curvas o trazados e incrustarlas en el caso de que trabajes en formato PDF. De esta manera, te asegurarás de que el diseño se imprimirá tal y como lo ves.
Aunque el diseño parezca que está correcto en pantalla, las imágenes han podido ser insertadas con alta compresión, como el formato JPG, o sin suficiente calidad, lo que repercute en la nitidez de la impresión. Tan solo hay que usar imágenes de alta resolución y sin compresión. Para ello, a la hora de exportar el documento PDF, selecciona la opción de máxima calidad.
Uno de los errores más habituales es enviar imágenes con resolución baja (72 dpi o menos), lo que genera impresiones pixeladas y borrosas, especialmente en soportes grandes. Para evitarlo, debes asegurarte de que los archivos tengan al menos 150–300 dpi a tamaño real.
Los archivos para impresión pueden tener dimensiones erróneas o no especificar las escalas en las que se quiere trabajar. Lo que provoca esto son problemas de encaje en los soportes físicos, especialmente en las estructuras rígidas o en las piezas modulares. De ahí que lo recomendado sea trabajar a tamaño real siempre que sea posible y en caso de usar alguna escala, indicarlo en el archivo.
Sucede con las impresiones de gran formato ya que no es lo mismo diseñar para un cartel de escaparate que para una lona de autopista. Con todo, si el diseño está sobrecargado a nivel decorativo o posee una tipografía pequeña puede resultar ilegible a distancia. Así que si tu impresión es de gran formato no olvides utilizar tipografías grandes, alto contraste y una jerarquía visual que sea clara.
En ocasiones los archivos que recibimos no son adecuados para la impresión profesional, véase el caso del formato Word, PowerPoint o un JPG de baja calidad. En The Printer recomendamos trabajar con PDF / X-1a dada la estabilidad que ofrece, TIFF o EPS por su alta calidad y AI o PSD, siempre que cuente con fuentes trazadas.
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